La Guerra de la Independencia fue un conflicto bélico desarrollado
entre 1808 y 1814. Este conflicto forma parte de las Guerras Napoleónicas, que
enfrentó a las potencias aliadas de España, Reino Unido y Portugal contra
Francia con la intención de que José Bonaparte, hermano de Napoleón, gobernara
en España, después de las abdicaciones de Bayona.
El conflicto se desarrolló en plena crisis del Antiguo
Régimen y en tiempo de profundos cambios tanto sociales como políticos
provocados principalmente por el nacimiento del nacionalismo y la influencia
cada vez mayor de los “patriotas” en el campo.
La población sufrió un fuerte resentimiento ante las
excesivas exigencias de manutención y el abuso de autoridad por parte de las
tropas francesas. Esto provocó numerosos incidentes y episodios de violencia.
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El dos de mayo de 1808 en Madrid, pintura de Goya. |
Las consecuencias se pudieron apreciar en diferentes
ámbitos. Entre ellos el más destacable fue el de la población civil, la cual
fue saqueada y desvastada. Los estudios datan de entre 215 000 y 375 000
fallecidos por la violencia, las hambrunas y las epidemias. Desde el ámbito
económico, la guerra afectó a la industria y a la agricultura. Además, el
Estado se declaró en bancarrota y se perdió patrimonio cultural. Por último, en
el aspecto político, el conflicto permitió el desarrollo del
constitucionalismo, realizando las primeras constituciones del país. Aunque,
por el contrario, también provocó el inicio de una era de guerras civiles entre
los absolutistas y los liberales, llamadas Guerras Carlistas, que se alargarían
todo el siglo XIX.
Goya es testigo de la violencia producida en dicha guerra lo
que le impulsa a crear dibujos, bocetos y estampas, a través del cual expresa
el dolor y angustia ante los acontecimientos que vivenció.
Todas estas obras y estampas que dibujó forman una serie
publicada después de su fallecimiento que se divide en tres partes: las dos
primeras series se denominan Los
desastres de la Guerra y abarca desde la estampa 1 hasta la 64. La tercera
parte llamada Caprichos enfáticos que
comprende desde la estampa 65 hasta la 80.
En las diferentes obras de la serie no se sigue un orden
espacio-temporal, no produce una visión general de la obra. Crea dos planos,
sin profundidad, con la intención de crear una ilusión escénica que permita al
espectador implicarse en la escena.
Goya recrea el avance de la guerra, sin volver atrás; crea
una perspectiva dinámica que une toda la narración. Así, a lo largo de la
serie: primero trata la lucha, el descontrol y la injusticia. En segundo lugar,
la miseria, la enfermedad y el hambre. Y por último, la vuelta al orden.
Destacar que un tema que siempre encontramos presente en toda la obra es la
muerte.
Goya, además, acompaña a cada obra con un título en el
margen inferior. La mayoría de ellos son formados por tres o menos palabras en
las que resume los acontecimientos que representa y las sensaciones que le
produce. Muchas de las obras están relacionadas por el título porque el
anterior era la causa del siguiente o porque completa el título del anterior
como por ejemplo la estampa número 79 Murió
la verdad y la estampa número 80 ¿Y
si resucitara?. En estas dos últimas obras de la serie, Goya, deja ver un
rayo de esperanza. A pesar de todo su negativismo ante la guerra cree que una
vez pasada, España se volverá a recuperar.
Si os interesa saber más sobre la serie Los desastres de la Guerra de Goya les invito a visualizar el siguiente vídeo que trata muy bien esta colección de estampas.